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Incendio en Guatapé no fue una situación aislada – Red Mas Noticias

Logo ANRACI asociación Nacional de Protección Contra Incendios

Tomado de redmasnoticias.com

La Asociación Nacional de Sistemas de Rociadores Automáticos Contra Incendios en Colombia, Anraci, advirtió a los administradores de la infraestructura eléctrica en Colombia que el sistema es más vulnerable de lo que creen en la nación.

Según el ingeniero industrial Hugo Torres Bahamón, director ejecutivo de Anraci Colombia, la situación que puso en riesgo la generación de energía desde la central hidroeléctrica de Guatapé, el pasado 16 de febrero, no correspondió a un hecho aislado, más cuando los principios de seguridad industrial en el mundo están fundados en la idea según la cual los accidentes son previsibles.

En un pronunciamiento de esta organización, sostienen que la infraestructura eléctrica colombiana no está plenamente protegida y que emergencias como la experimentada en Guatapé son más frecuentes “de lo que quisiéramos y de lo que pensamos”.

Esta asociación advierte que Colombia está expuesta a un apagón y no por causas de carácter ambiental como el fenómeno de El Niño sino por circunstancias asociadas a la falta de mantenimiento de las redes eléctricas y los sistemas de generación.

RedMasNoticias.com consultó a una fuente adscrita a una de las empresas distribuidoras de energía más grandes del país y coincidió con Torres Bahamón en el sentido de que situaciones como la de Guatapé podrían ser consecuencia de un exceso de confianza en el mantenimiento hecho a la red que terminó incendiada.

No obstante, hay que tener claro que las estructuras de generación y distribución de energía en el mundo cuentan con sistemas de alarma contra incendios, lo mismo que sistemas contra incendios. El primero avisa lo que puede ocurrir y el segundo está diseñado para evitar la propagación de las llamas. Además, unos actores fundamentales en el desarrollo de la infraestructura eléctrica son las firmas aseguradoras que invierten recursos considerables en los planes de protección.

A pesar de esos programas de control y vigilancia, Anraci ha insistido en que “no resulta extraño en Colombia escuchar que hay apagones parciales por daños en subestaciones, muchos de ellos causados por el fuego durante un incendio”. Algunas referencias tenidas en cuenta son: el apagón en el centro histórico de Cartagena por una deflagración en septiembre de 2015 o el incendio en la subestación eléctrica de La Candelaria, centro de Bogotá, durante el año 2013, que dejó sin servicio de energía eléctrica a más de 25.000 personas durante días.

Para Anraci, el capítulo más reciente de esta secuencia o relación de casos de vulnerabilidad fue escrito en febrero cuando ocurrió ese “incendio de grandes proporciones en la casa de máquinas de la central hidroeléctrica de Guatapé, evento que tuvo una duración de 12 horas, y que actualmente tiene a Colombia en alto riesgo de racionamiento eléctrico”.

La fuente consultada por RedMasNoticias.com describió que durante un incendio “lo más expuesto son los transformadores, razón por la cual son necesarios los muros cortafuegos y dentro de las salas confinadas deben existir sistemas contra incendios. En consecuencia, si el fuego en Guatapé no pudo confinarse, la sala donde está la planta tendría que contar con sistemas contra incendios para que este fuera controlado y no hubiera logrado expandirse a otros dispositivos o redes”.

Si bien los mantenimientos de carácter preventivo anteceden los planes correctivos, la confianza sobre ese tipo de programas hacen que redes antiguas sean calificadas como óptimas para la prestación del servicio, pero expertos han considerado que en el caso de Guatapé los aceites usados para la refrigeración de las redes tienen tiempo de vida útil, que al envejecer pueden convertirse en material carburante propicio para la generación de incendios, lo mismo que el material del cual está hecho el cableado.

El documento de Anraci reza: “Ante un incendio, la vulnerabilidad de nuestro sistema eléctrico es bastante alta, básicamente porque no estamos debidamente preparados, bien sea porque nuestra infraestructura no cuenta con los mecanismos de detección y extinción de incendios necesarios o porque no se realiza el mantenimiento preventivo suficiente o porque muchas veces el personal encargado no tiene la competencia técnica para operar adecuadamente los sistemas. Después de la tragedia ya no hay mucho qué hacer, más que investigaciones forenses, que ayudarán a entender lo sucedido, pero que en nada repararan los daños ocurridos (humanos o materiales)”.

La contundencia de las cifras

Para la elaboración del informe, Anraci recordó que históricamente “los sistemas de detección y extinción de incendios han demostrado su altísima efectividad, de hecho según estadísticas de la National Fire Protecction Association – NFPA, por sus siglas en inglés, autoridad mundial en la materia, los sistemas de rociadores automáticos operaron en 91 % de los incendios, siendo efectivos en 96 % de los casos. Cuando el sistema no operó, esto se debió, en 64 % a que una válvula fue inapropiadamente cerrada, 17 % por intervención manual de los operadores, 6 % por falta de mantenimiento, 7 % por diseños inapropiados y 7 % por fallas en los componentes del sistema”.

El representantes de Anraci insistió en indicar que “universalmente la protección contra incendios tiene dos premisas básicas, salvaguardar la vida humana como eje fundamental y garantizar la continuidad del negocio, cuando hablamos del sistema eléctrico colombiano, la continuidad del negocio (proveer energía eléctrica para los colombianos) significa que los centros de producción, las fábricas, las industrias, el comercio, los hogares y en general todos los colombianos tengamos la posibilidad de realizar nuestras actividades cotidianas sin que un incendio afecte nuestras vidas. En este caso, la continuidad del negocio es sinónimo de proteger a la economía colombiana en todos sus sectores”.

En conclusión, Torres Bahamón aboga por la necesidad “de analizar todo nuestro sistema eléctrico, cada planta de generación, grande o chica, cada subestación y cada elemento que pueda poner en riesgo el suministro eléctrico que en general afectará la legítima aspiración de cada colombiano de generar riqueza”.

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